Por Lucía Durán
¿Cómo desordenar y ensamblar el mundo de la vida?
“Lo nuevo no está en lo que se dice, sino en el acontecimiento de su retorno”. Michel Foucault, 1970.
La apropiación crítica ha sido un gesto central en la obra de Fernando Falconí. A manera de una relectura conceptual y estética de los discursos e imaginarios del sentido común, su trabajo los suspende y los distorsiona. Este gesto aparece sobre pedagogías cívicas de las comunidades imaginadas de la nación, o en los ordenamientos científico-canónicos que pretenden dar un sentido unívoco a la vida. La apropiación del artista se produce a modo de un desordenamiento y un nuevo ensamblaje del mundo de la vida. Este gesto requiere, en primer lugar, exponer los andamios de construcciones y discursos, para luego imaginar nuevos montajes, ecologías y paisajes. De ahí la apropiación de los árboles filogenéticos de Woese, Haeckel y Whittaker de los siglos XIX y XX y la propuesta de una mirada crítica hacia las formas de construcción de una temprana ecología de la dominación del mundo, basada en el deseo metropolitano de conocer, clasificar y representar la totalidad, lo universal. Tomada en conjunto, la obra de Falconí parece imaginar un nuevo mapa ecológico montado sobre lo previo, un bosque y un paisaje de relaciones rizomáticas, brotes, injertos, germinaciones fluidas e indomables que resisten a la clasificación. Sus brotes se bifurcan, toman sus propios caminos, eligen críticamente su forma y cromática en pinturas, collage e instalaciones. Si bien toman prestado de lo previo el gesto conceptual, no renuncian a su particularidad. Imágenes reproducibles se multiplican y es posible ver su agencia y posibilidades de montaje, como en la escultura, otra forma de apropiación de los discursos de orden que Falconí remueve y desordena. El artista disputa las imágenes reduccionistas del enciclopedismo y el costumbrismo. Intervene a Joaquín Pinto y actúa sobre la Historia, la enreda con la fuerza de brotes rojos que por momentos parecen salir de los cuerpos y, por otros, atravesarlos o constituirlos como raíz. Los rizomas, brotes e injertos de Falconí se toman la vida y la desordenan. Nos devuelven otras posibilidades de imaginar el mundo.
Lucía Durán
Curadora e Historiadora